Sobre el envase recae la responsabilidad de causar una primera impresión que lleve al usuario a querer saber más sobre lo que esconde su interior: acercarse, oler, tocar, probar. En el ámbito del packaging, sumar y conectar ambas dimensiones, producto y envase, es sinónimo de éxito, como el caso que hoy compartimos.
La responsabilidad de un envase va más allá de la de ‘contener’. El flechazo, de hecho, empieza en el envase. Por eso ha de responder a unas necesidades específicas que el cliente nos traslada y que resolvemos respetando al máximo. En este caso, con Rofersam, un laboratorio de referencia en cosmética natural especializado en el desarrollo de productos cosméticos para distintos sectores en el ámbito de la belleza: spa, balnearios, centros de estética, salones de belleza y perfumerías.
Rofersam iba a lanzar al mercado su nueva marca ‘Beaute Mediterranea’ por lo que nos pusimos en marcha para analizar sus necesidades específicas, pero también el contexto, el objetivo, la finalidad y, por supuesto, las características del producto. Aquello que lo hace especial, como un nombre a una persona.
Fue entonces cuando les presentamos a ‘Laura’, un envase en su versión de 30ml con dropper negro. La elección no fue casual. Rofersam necesitaba un envase cosmético en color ámbar en consonancia con un envase de vidrio que ya disponía en el mercado.
El pedido estaba claro: 30.000 unidades. También los tiempos: cuatro semanas. En el mundo del packaging, el tiempo es un elemento clave para que los lanzamientos sean efectivos en el mercado y se alineen con la estrategia comercial del cliente. No hay margen y sí la necesidad de garantizar que envase y producto se alinearán en el tiempo previsto.
Laura fue nuestra elección. Y hoy ‘Beaute Mediterranea’ es una línea consolidada en el mercado. Desde las 30.000 unidades realizadas en ese momento, se han hecho varias repeticiones de 10.000 unidades. Y hoy son más de 150.000 unidades que reafirman nuestra visión: contenido y continente son dos conceptos indivisibles. Uno no tiene sentido sin el otro.
Es una de las máximas con las que trabajamos en RAFESA y que extendemos a nuestros clientes. Nuestra misión no es otra que la de diseñar y proporcionar un envase único para un producto que también lo es. Escoger un diseño que respete su ‘esencia’ y potencie aquello que representa, sin alterar, sin restar, es clave en el mercado.