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La personalización de envases en perfumería y cosmética: cuando el producto se convierte en una potente herramienta de marketing

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Las tendencias a corto y medio plazo en el sector del packaging de cosmética y perfumería pasan por la sostenibilidad, la flexibilidad, la seguridad… y la innovación. En este último capítulo, los avances tecnológicos producidos a lo largo de los últimos años han permitido desarrollar una oferta competitiva de personalización de envases. Las ventajas de esta opción son claras: los artículos adquieren una personalidad única y, más importante aún: atraen al consumidor.

Desde Rafesa creemos que los envases con diseños exclusivos transmiten con más fuerza los valores del cliente. Es por esta razón que ofrecemos servicios de personalización para envases de cosmética y perfumería como la serigrafía y el hot stamping, técnicas de impresión que permiten estampar diseños en los envases y que crean un producto totalmente al gusto del cliente. Además de estos dos sistemas de personalización, también trabajamos con el degradado, el barnizado opaco, el barnizado translúcido y el matizado, que permiten conseguir resultados creativos y acordes a cada producto.

Las ventajas de presentar al cliente final un envase personalizado son diversas. Entre ellas destaca la posibilidad de distinguirse de los competidores. En el sector cosmético es común trabajar con artículos muy poco diferenciados dentro de cada categoría, y además se usan envases que comparten características tanto de forma como de materiales. De esta manera, la personalización se convierte en la clave para conseguir la diferenciación de los productos.

La customización tiene, asimismo, un impacto positivo en la percepción de los clientes. Según un informe realizado por Packaging Innovations y ThePackHub, las marcas detectan que la fidelización de los clientes aumenta un 87,9% y, a la vez, el reconocimiento de la firma y del producto mejora un 86,1%.

La personalización, por lo tanto, permite captar la atención de cualquier consumidor. De esta manera, el envase se convierte en una potente herramienta de marketing que ha dejado de cumplir las funciones de almacenar y transportar el producto y ha pasado considerarse un objeto de deseo.